jueves, 4 de septiembre de 2008




La meteorización de las rocas puede ser química (por disolución por agua) o física (fragmentación por cambios de temperatura y por sales). Esta degradación de la roca por el clima produce una capa de roca fragmentada llamada el horizonte C del perfil del suelo (Fig. 37).
Sobre éste se encuentra el horizonte B, el cual es la capa de suelo que recibe los materiales trasladados desde el horizonte(s) superior(es). Algunos minerales, especialmente el hierro, forma capas como costras que impiden el drenaje a través del suelo. El horizonte E es una capa de suelo pálido, la cual separa el horizonte B del horizonte A, en la cual las arcillas y los minerales han sido llevados del horizonte E al B, quedando una alta concentración de arena o limo.
El horizonte A es generalmente de color negro a pardo oscuro; debido a la presencia de materia orgánica descompuesta. La superficie del suelo es el horizonte O, la capa de material vegetal y animal muerto y en diferentes estados de descomposición.
Cuando el suelo es arrastrado por el agua, el viento, la actividad glaciar o el polvo volcánico, el esquema de formación del suelo descrito anteriormente varía. En esos casos el material parental está constituido de diferentes tipos de rocas, las cuales se combinan para formar el nuevo suelo. Ejemplos de tales suelos lo constituyen los suelos de valle de la Amazonía, que tienen su material parental en la cabecera y en las riveras de los cauces que recorre el Amazonas y sus afluentes.
Todos los proceso de meteorización de las rocas producen minerales parcialmente descompuestos tales como arenas, limos y arcillas.

No hay comentarios: